Libros de la Biblioteca
Las bibliotecas durante la República eran parte de la estructura pedagógica para la instrucción. Las bibliotecas de los Institutos Obreros se dotaron con obras de todo orden, científicas y literarias, para que los alumnos estudiaran, consultaran y ampliaran sus conocimientos. Libros de estudio y consulta, muchos de ellos, de catedráticos de los claustros de los Institutos.
Entre los títulos recordados por los ex alumnos destacan: La montaña mágica, de Thomas Mann, una extensa novela de educación; El último pirata del Mediterráneo, uno de los grandes éxitos populares de aquellos años, o La Revolución fue así con un capítulo dedicado a Aída Lafuente, heroína de la Revolución de Asturias, que murió con 17 años, ambos de Manuel Domínguez Benavides. La madre, de Máximo Gorki, cuya lectura impresionó a muchos alumnos; Las Ruinas de Palmira, de Volney, una bella meditación sobre las revoluciones; Nuestra Natacha, de Alejandro Casona, una obra combativa protagonizada por una esperanzada juventud, alegre y comprometida socialmente; o el ensayo Los valores literarios de Azorin, fueron algunas de las lecturas recomendadas. Los libros de Émile Zola, de Miguel de Cervantes, incluso de Santa Teresa de Jesús. La Barraca de Vicente Blasco Ibáñez fue novela obligatoria, la cual se analizaba gramaticalmente. La poesía de Federico García Lorca, de Rafael Alberti, de Antonio Machado… Los estudiantes, a través de la lectura, aprendían nuevas formas de pensar, de sentir, de vivir.
S.B.R., La aviación para todos, Guerri colectivizada, Valencia, 1937
MARTIN GONZALEZ, P., Memoria acerca del estado del Instituto General y Técnico de Guadalajara, Guadalajara, 1925
BLASCO IBAÑEZ, V., Flor de mayo, La Novela Ilustrada, Madrid, 1912