Un poco más

LOS INSTITUTOS PARA OBREROS Y EL SISTEMA EDUCATIVO REPUBLICANO

El Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, del gobierno del Frente Popular, hizo un meritorio esfuerzo en tiempo de guerra para que se iniciaran, en diversas poblaciones, Institutos para Obreros.[1] Centros educativos donde se practicó una metodología moderna de enseñanza y donde, además, sus responsables proporcionaron al alumnado de extracción obrera ilusión y esperanza de un futuro mejor, del que habían tenido sus padres.

Seis años después de proclamarse la Segunda República y cuatro meses después de iniciarse la guerra civil, entra en vigor el Decreto fundacional de los Institutos para Obreros.[2] Éstos surgieron por la necesidad de que los hijos de los trabajadores accedieran a una educación, años atrás restringida por motivos económicos. Según el profesor Fernández Soria: “El carácter de puente que posee la Enseñanza media, le confiere una extraordinaria importancia al ser la única puerta que da paso al más alto grado de la enseñanza”, por tanto, con la creación del IO se acomete una reforma en profundidad.[3]

En ministro de Instrucción Pública, Jesús Hernández, se expresa ese cambio en la política educativa:

Resulta que tenemos muchas cosas buenas. El ministro de Instrucción Pública ha dicho no más lejos de ayer: "Queremos implantar una cultura de tipo popular y no de carácter exclusivista." Nada más puesto en razón ni más oportuno.

Había que esperar de la República esa orientación, por ser la más acorde con su espíritu. No se va contra todo lo que constituye valores de nuestra tradición; aprovechándolos se pretende fomentar la educación y la instrucción del pueblo. Este merece de día en día la creciente atención de los poderes públicos; de ahí la creación del Instituto Obrero, en que convivirán profesores y alumnos, con miras a unas mejoras de procedimientos pedagógicos. La transformación anunciada es asunto urgente. La cultura, que era patrimonio de las clases privilegiadas, ha de llegar a serlo de los humildes, con arreglo a un principio de sana democracia. En la cantera riquísima del pueblo español hay zonas no explotadas todavía. Es menester, por tanto, sacar a luz los talentos en germen o anónimos para utilizarlos con eficacia. A los beneficios personales que así se procuren se añaden los de índole general los de alcance social.

Vía libre a los que hasta ahora fueron los desheredados de la fortuna. La nueva estructuración de España lo exige.[4]

Había llegado el momento anhelado de educar en un proyecto moderno, coeducativo, científico y laicista. Un proyecto pedagógico encaminado a formar a los mejores estudiantes entre los obreros y obreras antifascistas, mayores de quince años “con capacidad de asumir un bachiller concentrado en cuatro semestres”.[5] Se trataba de cumplir con un mandato constitucional, utilizando la herramienta de la cultura para transformar toda la sociedad hacia la democracia plena:

Un ensayo encaminado a que puedan alcanzar rápidamente los beneficios de la enseñanza superior las mejores capacidades que, habiendo sobrepasado la edad escolar para los estudios secundarios, ofrezcan la garantía de su absoluta lealtad a los principios que el pueblo español defiende con las armas.[6]

El ideario de los Institutos para Obreros fue conseguir formar a jóvenes proletarios, de 15 a 18 años, a través de una enseñanza secundaria, concentrada en dos años, dividido en cuatro cursos semestrales, pensionados. Una vez finalizado el bachiller continuarían sus estudios en la universidad elegida, viviendo en residencias de estudiantes. Su pedagogía era heredera del pensamiento de la Escuela Nueva, de la Escuela Moderna y de la Institución Libre de Enseñanza, una educación renovadora, participativa, integradora, coeducativa y laica que animaba la investigación como aprendizaje, “el espíritu de cooperación y la solidaridad entre el alumnado”.[7]

El Instituto Obrero de Valencia fue el primero creado en España, por Decreto del 21 de noviembre de 1936, al trasladarse el gobierno de la Segunda República a Valencia, tras el asedio de Madrid. Otros institutos se crearon en Sabadell,[8] Barcelona[9] y Madrid, quedando en su fase final, por causa de la guerra, el de Alcoi.

El día 1 de febrero de 1937, tras una protocolaria inauguración, se iniciaron las clases en Valencia donde se cursaron un total de tres semestres completos. Las características[10] de estos centros de enseñanza, se resumen en:

  • Bachiller intensivo en cuatro semestres

  • Gratuidad absoluta y material escolar a cargo del Ministerio

  • Indemnizaciones económicas

  • Internado mixto

  • Participación del alumnado en el Claustro

  • Profesores de guardia

  • Monitor de deportes: tenis, fútbol, baloncesto

  • Equipo de gimnasia mixto

  • Coro

  • Excursiones culturales

  • Clases al aire libre

  • Tiempo libre, los domingos

  • Cine científico

  • Idiomas: Francés e Inglés

  • Biblioteca, prensa diaria nacional e internacional

  • Laboratorio

  • Enfermería y atención medica

  • Club

  • Sala de conferencias

  • Comedor

  • Dormitorios

  • Servicio de lavandería

  • Servicio de mantenimiento

  • Conserjería

  • Administración

En diciembre de 1936 aparecen los primeros anuncios de la creación del Instituto para Obreros de Valencia y en 1937 los primeros carteles con imágenes que demostraban su funcionamiento.[11] El IO de Valencia, ubicado en el antiguo Colegio de los Jesuitas, en la actual avenida Fernando el Católico, fue centro de atención mediática. El espacio fue compartido con la ubicación del Instituto Escuela, muy cerca del Jardín Botánico.[12]

La actividad de la Asociación Cultural Instituto Obrero le ha llevado a realizar varias exposiciones y publicaciones sacando a la luz abundantes documentos personales, de hemeroteca y archivísticos.[13] También, el archivo de la AACIO conserva copias de las imágenes capturadas en el IO de Valencia realizadas por los fotógrafos: Walter Reuter,[14] y Luis Vidal Corella.[15] Los medios propagandísticos y de difusión de la política educativa del Gobierno republicano, fueron muy amplios.[16] También se hicieron eco de la noticia periodistas extranjeras, como Dorothy Parker.[17]Artistas prestigiosos diseñaron carteles, postales y folletos. Sobre el proyecto concreto se produjeron siete carteles. Uno de los más conocidos realizado por el tipógrafo de origen polaco Mauricio Amster.[18]

[1] Se crearon Institutos para Obreros en Valencia (Decreto 21 de noviembre de 1936, Gaceta de la República, 328), Sabadell, Barcelona (Disposición 10 de marzo de 1937, Gaceta de la República, 75), Barcelona y Madrid (Orden 11 de mayo de 1937, Gaceta de la República, 139).

[2] FERNÁNDEZ, Juan M., Dialnet Los Institutos Obreros: Un Ensayo De Innovación Pedagógica (Consultado el 27 de abril de 2015).

[3] FERNÁNDEZ, Juan M., Educación y cultura en la guerra civil, España 1936-1939, Valencia, Nau Llibres, 1984, p. 31.

[4] La Voz, n. 5.024, 1 de febrero de 1937, p. 1.

[5] ESCRIVÁ, Cristina, Los Institutos para Obreros. Un hermoso sueño republicano, Valencia, L’Eixam, 2008, contracubierta del libro.

[6] Preámbulo del Decreto de 21 de noviembre de 1936, Gaceta de la República, 328.

[7] Extraído de: http://www.uv.es/cultura/c/docs/expeducarenguerracast.htm (Consultado el 20 de abril de 2015).

[8] ESCRIVÁ, Cristina, Instituts Obrers. València-Sabadell, 1936-1939, Exposició del 7 al 26 de febrero de 2006, Casal Pere Quart, Ajuntament de Sabadell, 2006.

[9] COLL, Joan, Tendra evocació de l’IOB, Barcelona 1983. Memorias inéditas.

[10] Extraído de: http://institutosobreros.blogspot.com.es (Consultado el 27 de abril de 2015).

[11] CARULLA, Arnau; CARULLA, Jordi, La Guerra Civil en 2.000 carteles. República, Guerra Civil, Posguerra, Barcelona, Postermil, 1996, pp. 428-430.

[12] ESCRIVÁ, Cristina, Botànic-Jesuïtes.Un paisatge compartit. Catálogo de la exposición del 19 de junio al 28 de septiembre. Jardín Botánico de la Universitat de València, 2008.

[13] Extraído de: http://institutosobreros.blogspot.com.es (Consultado el 27 de abril de 2015).

[14] Walter Reuter (Alemania 1906-México 2005) trabajó para la revista alemana AIZ y en España captó imágenes referidas a otros contextos educativos como fueron las Misiones Pedagógicas y las Milicias de la Cultura.

[15]Luis Vidal Corella (Valencia 1900-1959), plasmó en varias ocasiones las actividades del Instituto, prueba de ello son las fotografías que se mostraron en la exposición El Instituto Obrero de Valencia, 1936-1939, del 3 al 24 de octubre. Centro Social La Canyada, Ateneo Repúblicano de Paterna, Valencia, 2008.

[16] ALVING, Barbro (Bang), “El Instituto para Obreros”, en: CALZADO, Antonio; NAVARRO, Javier (Eds.), Valencia, capital antifascista. Visiones e impresiones de una ciudad en guerra, Valencia, PUV, 2007, pp.157-158.

[17] PARKER, Dorothy, “Incredible, fantastic… and true”, The New Mases, n. 23, 1927.

[18] Mauricio Amster, Polonia 1907-Santiago de Chile 1980. Mauricio Amster tipògraf. Catálogo de la exposición del 17 de abril al 8 de junio, Valencia, IVAM, 1997. Cartel 114 x 82 cm, 1937.